1.
Demasiadas distracciones. Tienes una
jornada de ocho horas o incuso más y lo ideal es que te encuentres concentrado
en tus labores, si las pausas, platicas e incluso el
Facebook forman parte importante del tiempo que pasas en la oficina, entonces
no estás realmente trabajando duro.
2. No
tomas riesgos. Ir a lo seguro siempre es una opción
tentadora, es lo más cómodo; pero un negocio no crece sólo de tener
suerte, si tienes ideas pero no tomas la decisión de atreverte a alzar la mano
tu empresa no te verá y por lo tanto no habrá exito.
3. No
eres eficiente. Si eres de las persona que hace uso de
hasta el último minuto en la oficina, bien hecho, el problema se presenta
cuando a pesar de trabajar tan duro no lo haces de manera inteligente, y los
resultados que presentas no son benéficos para tu empresa.
4.
Rendirse al primer fracaso. El estudio de la Universidad de Palermo, revela que frases como “el trabajo no era
lo que esperaba” son de las más comunes en el momento de la deserción. Tu carácter debe definir que si el empleo te gusta y lo necesitas
no deberás rendirte tan fácilmente.
5.
Tener miedo de sobresalir.
Es más común de lo que parece, en el interior tienes ganas de conseguir el
puesto y salir adelante, pero es más grande la amenaza de no complacer a quienes te
rodean o de que si, por recelo te enfrentan, no sepas cómo sobrellevarlo.
6.
Carencia de habilidades sociales. Para lograr
triunfar en una empresa, tener la disposición de obtener relaciones sólidas es
indispensable, por lo que tu fracaso puede estar basado en minimizar la
importancia de esto y no conseguir inducir a los demás a una acción o
pensamiento requerido.
7. Te
falta humildad. Existen personas que logran poco y dicen
ser expertos, la humildad consiste en saber lo que no sabes. Lo ideal es que
demuestres todas las veces que sea posible las habilidades reales que tienes, porque si en algún
momento te ponen a prueba no fracasaras.
8.
Falta de responsabilidad. Cuando tienes excusa para todo lo que pasa, sucedió mal o hubo
algún problema en realidad no te estás haciendo responsable de tu trabajo, por el contrario das la imagen de que tienes un
pretexto para todo y por ende tus jefes no logran afianzar confianza.
9.
Nula empatía. Ésta resulta fundamental, ya que el fracaso
reside en no reconocer la opinión del jefe o de otros empleados, tomando como base frases que empiezan
con “yo”, que implican actitudes defensivas ante críticas sobre tus conductas o
acciones.
10.
Falta de automotivación. Y este, al parecer es el más importante, ya
que si no tienes la capacidad de encontrar una motivación interna independiente
de la circunstancia que se viva, no podrás lograr que ante las circunstancias
adversas no te des por auto-despedido.
Goleman indica que la
buena noticia es que la inteligencia emocional se puede aprender, aptitudes como el autoconocimiento, la seguridad
en ti mismo, autocontrol, compromiso, la integridad, honestidad,
responsabilidad y liderazgo no están fuera de tu alcance.